¿Cuántas veces soñamos a lo largo de nuestra vida cómo sería una persona perfecta para nosotros? ¿En cuántas ocasiones hemos mantenido una relación con alguien por el simple hecho de pasar el rato mientras en secreto imaginábamos a alguien más acorde a nuestros sueños? ¿Cuántas veces nos planteamos cómo serían las cosas y nuestra vida si
ese ser imaginario y perfecto apareciese al fin?
ese ser imaginario y perfecto apareciese al fin?
En Te espero, te busco, te amo a D también le sucede eso.
(...) Me pregunto con frecuencia cuál será tu nombre. ¿Te llamas tú Fernando?
Lo que ha ocurrido se ha presentado como un acto totalmente fortuito. Para nada me había
propuesto echar un polvo esta noche al salir de casa, simplemente quería reírme
y bailar hasta el amanecer y, por supuesto, en el fondo de mi corazón y mi
alma, quería encontrarte.
En mi dulce rutina, he buscado y buscado con mis ojos escrutando los alrededores, las personas
que les daban vida, su aspecto y las miradas que poseían. NADA.
Tú no estabas entre ellos.
Me duele pensar que
podrías estar acostándote con otra cuando podrías estar haciéndolo conmigo que te
amo tanto como tú a mí. Porque el sexo, incluso el más lúdico y carnal, también esta
dotado de poesía aunque a algunos les joda. Y no me gusta fijarme en la idea de
que compartes esa fracción de belleza con alguien que no soy yo. ¿Pensarás tú
lo mismo sobre este asunto?